viernes, 21 de noviembre de 2008

EL APEGO ES LA PRINCIPAL FUENTE DE SUFRIMIENTO DEL HOMBRE

La mayoría de las personas equipara la felicidad con conseguir el objeto de su apego, y en verdad, la felicidad está precisamente, en superarlos y trascenderlos… estas fueron las palabras del doctor Roberto Ré, director de la Red Sanar, quien, junto con el reconocido sacerdote camilo Mateo Bautista ofrecieron una charla sobre el duelo y los apegos, el pasado 14 de noviembre, en la parroquia Santo Tomás Moro, de Vicente López, Buenos Aires.
Trescientas personas se dieron cita en la parroquia para escuchar la palabra del Doctor Re y del Padre Mateo Bautista, quien afirmó el apego es la mayor fuente de sufrimiento del hombre, ya que le quita libertad y le impide amar. El sufrimiento es previsible y prevenible, es necesario que las personas se psicoeduquen para que aprendan a vivir en verdad y en libertad.
El director de la Red Sanar, la ong más grande de la Argentina en asistencia gratuita en salud mental, abrió su disertación con el relato de un maestro y su alumno, quien le pregunta si es fácil o difícil lograr sabiduría, a lo cual el maestro le respondió que lo difícil es aprender a ver con sinceridad, ya que cuando vemos con claridad podemos volar y para volar es necesario no aferrarse a nada. Continuó su charla exponiendo los principales concepto sobre el apego, su definición, cuál es su rol en cada una de las etapas evolutivas del hombre, explicó las categorías de apego, directo e indirecto, haciendo énfasis en la importancia de alcanzar una concepción tripolar: yo, los de más y Dios, quien es el fin último de la espiritualidad humana.
Cuando el hombre debe confrontar con el duelo, ya sea de un ser querido o de un objeto deseado, sentirá un gran dolor, angustia y sufrimiento, si la persona no esta capacitada para asumir la perdida y la figura del apego es prolongada, el duelo se convierte en patológico e irracional, así lo afirmó el doctor Ré y agregó que en estos casos el sufrimiento pasa a ser vivencial y existencial, es por ello que es tan importante la maduración del apego. Para llegar a la aceptación, la última etapa del proceso de duelo, es necesario que la persona trascienda el yo y alcance un equilibrio entre el ser y el tener.
El doctor Re definió a él apego como una vivencia emocional-afectiva-sentimental-selectiva, que permite a través de un vínculo, relacionarnos con adherencia apasionada a una persona o cosa. De acuerdo a la Teoría del apego iniciada en la década del `50, cuyos principales referentes fueron J. Bowlby y M. Aisworth, el apego se origina en la niñez, etapa en la cual es fundamental para la supervivencia del niño. Cuando es separado de su madre o de la figura de apego el chico reacciona con una aguda ansiedad, perturbándolo y causándole un miedo intenso. A lo cual el padre Mateo Bautista se refiere diciendo que el gran problema de los niños de la calle de hoy es el excesivo desapego que poseen.
En los adultos el apego se fija como adherencia sentimental y se expresa como una forma de concebir tenencias, bienes y/o personas. Cuando la persona deposita su seguridad en un objeto, imagen o persona surge el deseo de poseerla, y consecuentemente, el apego a ella. Este aferramiento le quita la libertad y es causal de esclavitudes. Es por ello que para el doctor Re es de vital importancia tomar conciencia de estos mecanismos mentales, para poder trabajarlos y soltar aquello a lo cual se ha aferrado.
El doctor distingue entre dos categorías de apego el directo y el indirecto. En el primer caso se refiere al mundo instintivo del yo, cuya necesidad es la de recibir y tener, están relacionados con el mundo biológico-físico, emocional, mental instintivo irracional, se basa en tener en si y para si. En cambio los apegos indirectos se relacionan con las necesidades del ser, se vincula con la dimensión valórica, espiritual y social del hombre. La mente funciona como puente, que le permitirá a la persona trascender el tener hacia el ser, integrando ambos polos, llevándolo hacia algo superior y trascendente el desapego significativo del yo. Ninguno es mejor que el otro, ambos son necesarios, pero cuando la persona se fija en uno de ellos, se siente incompleta. Para ello el Doctor propone la concepción tripolar, que implica, a través de la mente, trascender el apego básico del tener hacia el apego superior que nos induce a trascender al yo egoico, acceder así, en libertad, al mundo de los otros y del Otro trascendente, o sea Dios.
La conferencia concluyó con la presentación de un documental de cinco minutos, con el testimonio de vida y de fe de Tony Meléndez, un nicaragüense, que nació sin brazos, pese a eso nunca dejó que su condición física le impidiera hacer lo que amaba y aprendió a tocar, magistralmente, la guitarra con sus pies, llegando a tocarle una canción al Papa Juan Pablo Segundo. Dejándole al público un hermoso mensaje: nada es imposible, todo se puede, si se tiene en fe en Dios.

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