lunes, 14 de diciembre de 2009

¿CON QUIEN CELEBRAR LAS FIESTAS?

Llega fin de año y con ello los balances, las corridas, las reuniones con amigos, con los compañeros de trabajo, con viejos conocidos, el estrés, el cansancio y las fiestas, junto a ellas la pregunta inevitable ¿Con quien pasarlas? ¿Con la familia, con los amigos o en soledad para evitar conflictos?
Frente a esta disyuntiva, desde la RED SANAR, proponemos hacer aquello que nos haga sentir bien con nosotros mismos, por supuesto, sin olvidar al otro, encontrar un sano equilibrio. Es importante aprender a descubrir y a reconocer aquellos mandatos insanos, que guían nuestra vida, provocando, la perdida del goce de nuestra libertad. Entendemos como mandato a las creencias, que pueden ser positivas o negativas, las cuales poseen una fuerza normativa, que representan una ley dentro de nosotros, las cuales si no las cumplimos nos sentimos mal. Todos hemos incorporado mandatos que nos han enseñado desde la infancia, muchos de ellos, hoy, no resultan operativos para nuestra vida cotidiana. Razón por la cual es necesario aprender a discernir, con claridad, cuales son los negativos, romper con ellos y obtener una mayor libertad.
En las últimas décadas se logró superar algunos mandatos y aparecieron nuevos modelos para celebrar las fiestas, como las reuniones multifamiliares, con amigos o parejas, lo importante es no quedarse solos ya sea para paliar la tristeza, o bien, para compartir la alegría, alejarse de los seres queridos no es aconsejable. Diciembre es un mes cargado de una sensibilidad especial, es una instancia de replanteos donde se agudizan sentimientos de angustia y se tiende a hacer un balance que no siempre deja saldos positivos. Razón por la cual consideramos, que el espíritu de la navidad, seamos o no creyentes, nos impulsa a fortalecer nuestros vínculos sanos, que representan una herramienta de crecimiento.
Para que las fiestas sean saludables y no una fuente de conflicto y sufrimiento, es necesario conocernos, estar en contacto con nuestro interior para llegar a “ser uno mismo”, lo cual requiere el uso de la libertad responsable, donde soy “yo” quien elige las opciones y nos los otros los que deciden por mi. Conocernos nos permitirá realizar nuestras propias elecciones, liberándonos de dependencias externas, ya sean provenientes de personas u objetos. Para lograrlo se debe llegar a cabo la contemplación interior, a través de la autoobservación y autoaceptación, como ya lo decía Platón la vida que no se examina no merece ser vivida. Es saludable conocer qué es lo que uno tiene adentro y ordenarse para poder ser coherente con aquello que pensamos, sentimos y hacemos.
En la actualidad las nuevas tecnologías y el auge de las redes sociales impulsaron el reencuentro con viejas amistades, con parientes lejanos, muchas personas que se encontraban solas hallaron en estos medios una forma de paliar su soledad, en nuestro país es una tendencia reciente y en alza, entonces nos preguntamos ¿se podrá celebrar la noche buena o recibir el año on line? ¿Será para aquellas personas que se encuentran solas, no por elección sino por circunstancias de la vida, una manera saludable de vivir las fiestas en compañía? son interrogantes que nos plantemos, la respuesta estará en el interior de cada persona. Sin lugar a dudas Internet ha modificado la forma de relacionarnos con nuestro entorno, fomentando nuestra esencia como seres vinculados y vinculantes, nacidos para vivir en comunidad.
Por otro lado, los fóbicos sociales, son personas que sienten un miedo irracional o desproporcionado a la exposición social, padecen esta época del año, donde abundan las reuniones y las fiestas, en tanto y en cuanto, les moviliza angustias no resueltas previamente, entonces deciden aislarse, lo cual no es una muy buena opción, ya que es un trastorno que bloquea e invalida socialmente, en forma gradual, a quienes lo sufren. Para poder hacerle frente es fundamental afrontar la dificultad y no evitarla, es por eso que se les recomienda, particularmente, decidir celebrar el nacimiento de Jesús y el año nuevo en compañía de aquellas personas que lo hacen sentir a gusto.
Decidir con quién y dónde celebrar las fiestas genera conflictos internos entre el quiero y el debo, por un lado y por el otro, conflictos vinculares, los cuales por lo general son preexistentes. Teniendo en cuenta que son situaciones que se repiten todos los años es saludable dialogar, negociar y establecer ciertos acuerdos ya sea con la pareja, con la familia o con los amigos, respetando la decisión del otro, siendo flexibles ante circunstancias especiales y aceptando el acuerdo. Es necesario buscar el camino más saludable para librarnos de todas las ataduras provenientes de las viejas creencias, las cuales nos esclavizan, enferman, y limitan nuestras aptitudes y actitudes más valiosas.
Los afectos son el clima interior de nuestra vida psíquica, es la energía de la que emerge el ánimo vital, la inteligencia y la voluntad. Los momentos afectivos son inherentes a la condición humana. Viven y vibran con ella en todas sus dimensiones. La persona, a través de la afectividad, posee una dinámica propia, la cual se expresa en las relaciones vinculares. Esta condición emocional – afectiva le otorga al hombre una cierta sensibilidad, que le permitirá crecer y evolucionar, o bien, quedar a la merced de la vulnerabilidad emocional. El hombre como un ser en desarrollo se encuentra en la constante búsqueda del bienestar, de la madurez y la felicidad. Y esta se logra a través de un profundo trabajo interior, teniendo en cuenta sus seis dimensiones: física, emocional, mental, social, valórica y espiritual, en un entorno de amor sano y maduro, en relación consigo mismo, con los otros y con el Otro trascendente.
Mas allá de la espiritualidad que encierra las fiestas en general y la Navidad, en particular, seamos o no creyentes, representa un momento de regocijo, que nos llama a rodearnos de amigos, familiares o seres queridos, y porque no, construir nuevos vínculos, lo cual fortalecerá nuestra salud emocional, en primer lugar, nuestra salud mental y por ende nuestra salud física. El estar y compartir este momento con aquellas personas que son comprensivas y contenedoras es la mejor terapia, para cualquier dolencia que se pueda llegar a exacerbar en esta época.

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