La Asociación Mundial de Medicina del Sueño (World Association of Sleep Medicine - WASM) celebró el 14 de marzo, el Día Mundial del Sueño, en función de ello el Dr. Roberto Ré, médico psiquiatra especialista en la temática, presenta un informe sobre el insomnio un trastorno que afecta al 40% de los argentinos, de acuerdo a datos de la Asociación Argentina de Medicina del Sueño.
Los últimos estudios indican que la duración promedio del sueño en los seres humanos ha disminuido, en promedio, dos horas, lo cual se debe, principalmente, por la necesidad de disponer más tiempo para actividades de la vida cotidiana, explica el Dr. Roberto Ré, director y fundador de la Red Sanar, quien agrega, esto tiene una implicancia directa en el ámbito de la salud, en tanto, esta comprobado científicamente que múltiples enfermedades psicosomáticas son consecuencias de vulnerabilidades adquiridas por distrés y pérdida del sueño, ambos considerados como guardianes de la salud.
Si una persona no come, no toma agua, ni respira oxigeno muere por inanición, deshidratación y anoxia, quien no duerme durante cuarenta días interrumpidos también morirá. El sueño es una función vital, que no siempre es tenida en cuenta, actualmente, se encuentra desvalorizada y despreciada por las nuevas generaciones, que pretenden aumentar el tiempo de eficiencia en distintas áreas de la vida a costa del sueño, afirmó el Dr Ré.
Como seres humanos tenemos ciclos en nuestra vida, compuestos de fases diurnas y nocturnas, así como en la naturaleza vegetal las plantas realizan fotosíntesis durante el día utilizando la luz solar y por la noche descansan, nosotros debemos dormir durante la noche, reponer energías, procesar metabolismos para estar lúcidos durante el día, explica el especialista, quien agrega, dormir y soñar son un aspecto central de la vida, quien duerme bien no solamente restablece las funciones vitales sino que repara la energía liberada del día anterior permitiéndole, al día siguiente, el desarrollo de las potencias humanas equilibrando sus funciones saludablemente. Por otro lado, resulta, por demás, contundente que quien duerme mal enferma. Una muestra de ello es el incremento de los trastornos de ansiedad y depresión en todas sus formas, de acuerdo a su entender son los dos emergentes epidemiológicos más notables de lo mal que dormimos los argentinos.
El Insomnio, explica el director de la Red Sanar, es la dificultad para conciliar, mantener o sostener el sueño. El diagnostico de un paciente con insomnio debe basarse en una historia clínica y en un examen médico-psiquiátrico completo. Existen varios tipos de insomnio: Insomnio transitorio es esporádicos y desencadenado, generalmente, por un hecho específico; el Insomnio persistente puede iniciarse como una forma de insomnio esporádico y se desarrolla como resultado de factores reforzantes, la ansiedad-tensión somatizada y el condicionamiento negativo del dormir, y, por último, se encuentra el Insomnio psicofisiológico es el insomnio causado por disturbios emocionales agudos o condiciones de tensión y ansiedad negativas que condicionan el sueño y su perturbación es crónica.
Una de las principales causas del insomnio es el distrés, del cual la persona no puede liberarse al momento de descansar, a su vez, la falta o perturbación del sueño es un factor agravante del distrés o causante del mismo. Por otro lado, el mal dormir se debe a la falta de actividades neuromusculares que no aportan el cansancio necesario para dormir bien. Otra causal del insomnio, que se ve muy a menudo en el consultorio, es el retraso de fases, la alteración de los ritmos cronobiológicos, en particular el síndrome conocido como fase retardada del dormir, es decir que la persona no duerme de acuerdo a su reloj biológico.
El insomnio requerirá un diagnostico adecuado y especifico en la persona que lo sufre, para luego comenzar con el tratamiento que implica evaluar la higiene del sueño, los estilos de vida y la alimentación, completándolo con la psicoeducación del paciente y de la familia, para que aprenda a relajarse, a regular los ritmos biológicos, esto sumado a una terapia cognitiva comportamental, que implica el afrontamiento, el control de estímulos y resolución de problemas, por último la medicación especifica, explicó el Dr. Ré, quien aclaró, lamentablemente, es lo primero que se realiza. Más del 90% de los pacientes que acceden a un correcto diagnostico y a un adecuado tratamiento regularizan los ritmos circadianos y su sueño en pocas semanas. Las dificultades y refractariedades al tratamiento muchas veces se deben a enfoques parciales.
Ahora bien, para lograr un sano dormir es necesario la actualización del tono vital conjuntamente con la regulación de los ritmos de la vida. El tono vital es aquel que proporciona la energía genuina a los seres humanos, es vigor y eficacia, que surge de las potencias inherentes de la persona. Es aquel que energiza y tensiona promoviendo la fuente de la vida, la energía interior y motora, la autorrealización personal y se expresa en todo su potencial en la salud total de la persona. Quizás por eso Hipócrates, el padre de los médicos, dijo; sueño excesivo, sueño acortado, señal de enfermedad.
El Dr. Roberto Re concluye explicando que la higiene del sueño es fundamental para restablecer pautas sanas de dormir. Para ello se pueden adoptar distintas técnicas de relajación, actividad psicofísica durante el día, haciendo hincapié en el gasto neuromuscular, se logrará una mejor higiene del sueño. A continuación, detalla una serie de pautas generales para hacer frente al insomnio:
Trabajar de sol a sol
Con buen animo.
Tener un proyecto y misión significativa.
No acostarse hasta tener sueño.
Levantarse siempre a la misma hora.
No hacer siestas.
No dormir fuera de las horas establecidas.
Nada de alcohol, el alcohol es un excitador, como mínimo 2 horas antes de
acostarse.
No tomar cafeína como mínimo 6 horas antes de acostarse.
No fumar 2 o 3 horas antes de acostarse.
El ejercicio físico puede activar, suspenderlo 5 o 6 horas antes de
acostarse.
Control del dormitorio, ni luz, ni ruido y temperatura agradable ente 17° y
18° C.
Colaciones antes de dormir que no tengan azúcar ni chocolate.
Evitar cenas copiosas, ricas en grasas.
Antes de meterse en la cama hacer siempre el mismo ritual, ponerse el
pijama, lavarse los dientes, colocar el despertador, etc.
Si no se queda dormido antes de los 100 minutos, levantarse, salir del
dormitorio y hacer una actividad previamente preparada que sea monótona y
rutinaria, cuando el sueño regrese volver a la cama.
Si no se duerme en 10 minutos repetir el paso anterior.
Si se tiene problemas de interrupción del sueño durante la noche realizar
lo mismo que en el paso anterior.
Los últimos estudios indican que la duración promedio del sueño en los seres humanos ha disminuido, en promedio, dos horas, lo cual se debe, principalmente, por la necesidad de disponer más tiempo para actividades de la vida cotidiana, explica el Dr. Roberto Ré, director y fundador de la Red Sanar, quien agrega, esto tiene una implicancia directa en el ámbito de la salud, en tanto, esta comprobado científicamente que múltiples enfermedades psicosomáticas son consecuencias de vulnerabilidades adquiridas por distrés y pérdida del sueño, ambos considerados como guardianes de la salud.
Si una persona no come, no toma agua, ni respira oxigeno muere por inanición, deshidratación y anoxia, quien no duerme durante cuarenta días interrumpidos también morirá. El sueño es una función vital, que no siempre es tenida en cuenta, actualmente, se encuentra desvalorizada y despreciada por las nuevas generaciones, que pretenden aumentar el tiempo de eficiencia en distintas áreas de la vida a costa del sueño, afirmó el Dr Ré.
Como seres humanos tenemos ciclos en nuestra vida, compuestos de fases diurnas y nocturnas, así como en la naturaleza vegetal las plantas realizan fotosíntesis durante el día utilizando la luz solar y por la noche descansan, nosotros debemos dormir durante la noche, reponer energías, procesar metabolismos para estar lúcidos durante el día, explica el especialista, quien agrega, dormir y soñar son un aspecto central de la vida, quien duerme bien no solamente restablece las funciones vitales sino que repara la energía liberada del día anterior permitiéndole, al día siguiente, el desarrollo de las potencias humanas equilibrando sus funciones saludablemente. Por otro lado, resulta, por demás, contundente que quien duerme mal enferma. Una muestra de ello es el incremento de los trastornos de ansiedad y depresión en todas sus formas, de acuerdo a su entender son los dos emergentes epidemiológicos más notables de lo mal que dormimos los argentinos.
El Insomnio, explica el director de la Red Sanar, es la dificultad para conciliar, mantener o sostener el sueño. El diagnostico de un paciente con insomnio debe basarse en una historia clínica y en un examen médico-psiquiátrico completo. Existen varios tipos de insomnio: Insomnio transitorio es esporádicos y desencadenado, generalmente, por un hecho específico; el Insomnio persistente puede iniciarse como una forma de insomnio esporádico y se desarrolla como resultado de factores reforzantes, la ansiedad-tensión somatizada y el condicionamiento negativo del dormir, y, por último, se encuentra el Insomnio psicofisiológico es el insomnio causado por disturbios emocionales agudos o condiciones de tensión y ansiedad negativas que condicionan el sueño y su perturbación es crónica.
Una de las principales causas del insomnio es el distrés, del cual la persona no puede liberarse al momento de descansar, a su vez, la falta o perturbación del sueño es un factor agravante del distrés o causante del mismo. Por otro lado, el mal dormir se debe a la falta de actividades neuromusculares que no aportan el cansancio necesario para dormir bien. Otra causal del insomnio, que se ve muy a menudo en el consultorio, es el retraso de fases, la alteración de los ritmos cronobiológicos, en particular el síndrome conocido como fase retardada del dormir, es decir que la persona no duerme de acuerdo a su reloj biológico.
El insomnio requerirá un diagnostico adecuado y especifico en la persona que lo sufre, para luego comenzar con el tratamiento que implica evaluar la higiene del sueño, los estilos de vida y la alimentación, completándolo con la psicoeducación del paciente y de la familia, para que aprenda a relajarse, a regular los ritmos biológicos, esto sumado a una terapia cognitiva comportamental, que implica el afrontamiento, el control de estímulos y resolución de problemas, por último la medicación especifica, explicó el Dr. Ré, quien aclaró, lamentablemente, es lo primero que se realiza. Más del 90% de los pacientes que acceden a un correcto diagnostico y a un adecuado tratamiento regularizan los ritmos circadianos y su sueño en pocas semanas. Las dificultades y refractariedades al tratamiento muchas veces se deben a enfoques parciales.
Ahora bien, para lograr un sano dormir es necesario la actualización del tono vital conjuntamente con la regulación de los ritmos de la vida. El tono vital es aquel que proporciona la energía genuina a los seres humanos, es vigor y eficacia, que surge de las potencias inherentes de la persona. Es aquel que energiza y tensiona promoviendo la fuente de la vida, la energía interior y motora, la autorrealización personal y se expresa en todo su potencial en la salud total de la persona. Quizás por eso Hipócrates, el padre de los médicos, dijo; sueño excesivo, sueño acortado, señal de enfermedad.
El Dr. Roberto Re concluye explicando que la higiene del sueño es fundamental para restablecer pautas sanas de dormir. Para ello se pueden adoptar distintas técnicas de relajación, actividad psicofísica durante el día, haciendo hincapié en el gasto neuromuscular, se logrará una mejor higiene del sueño. A continuación, detalla una serie de pautas generales para hacer frente al insomnio:
Trabajar de sol a sol
Con buen animo.
Tener un proyecto y misión significativa.
No acostarse hasta tener sueño.
Levantarse siempre a la misma hora.
No hacer siestas.
No dormir fuera de las horas establecidas.
Nada de alcohol, el alcohol es un excitador, como mínimo 2 horas antes de
acostarse.
No tomar cafeína como mínimo 6 horas antes de acostarse.
No fumar 2 o 3 horas antes de acostarse.
El ejercicio físico puede activar, suspenderlo 5 o 6 horas antes de
acostarse.
Control del dormitorio, ni luz, ni ruido y temperatura agradable ente 17° y
18° C.
Colaciones antes de dormir que no tengan azúcar ni chocolate.
Evitar cenas copiosas, ricas en grasas.
Antes de meterse en la cama hacer siempre el mismo ritual, ponerse el
pijama, lavarse los dientes, colocar el despertador, etc.
Si no se queda dormido antes de los 100 minutos, levantarse, salir del
dormitorio y hacer una actividad previamente preparada que sea monótona y
rutinaria, cuando el sueño regrese volver a la cama.
Si no se duerme en 10 minutos repetir el paso anterior.
Si se tiene problemas de interrupción del sueño durante la noche realizar
lo mismo que en el paso anterior.
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